LA CIUDAD
Ubicada en la
costa central del Perú. Se encuentran
escenarios como el cerro San Cristóbal, en el Agustino, presentando
perennemente las faldas plomizas y secas. en San Pedro de los Chorrillos se
ubicaba un pueblo de pescadores, laborioso y austero.
La ciudad
presenta, de otro lado, confundidos en sus manzanas, caracteres de grandeza y
signos de rusticidad arquitectónica. Ciudad de las flores y los frutos pues
varias de las calles tienen esta clase de nombres.
En la segunda
mitad del siglo XVIII decayó la Ciudad de los reyes por el terremoto de 1746.
“Lima está apenas reparada” tras el terremoto. La población del Rímac tiene el
delirio de resucitar el esplendor que habían perdido.
La moda de la colonia es buena y eso se
refleja en sus comedores que son espaciosos, abastecedores y tienen lucientes
mármoles. Sus alcobas destacan por sus altas y umbrosas cujas de tallada madera
y hermosos cortinajes; también había numerosas imágenes piadosas. Algo que
nunca podía faltar era el oratorio pues era importante en la vida íntima de una
familia.
LA SOCIEDAD
Adquiere un
nuevo carácter en el siglo XVIII ya que antes era religiosidad profunda, ahora
es la exterioridad del culto, aunque no es la expresión fiel del sentimiento
místicos de los peruanos capitalinos. Predomina en esa época la parte formal
sobre lo material; o sea, la apariencia sobre lo real.
El recato en el
vestir y la moralidad en la conducta representan los medios indispensables para
calmar la indignación de Dios. El mínimo gesto de solidaridad en lo que se
refiere al pecado de carne se calificaba como obra diabólica a los pobladores
de Lima colonial como es el caso de El Ciego de La Merced.
Aunque la antigua
nobleza del siglo XVII se encontraba empobrecida en este nuevo siglo pues les
había afectado la abolición de encomiendas. En las mansiones de los nobles se
hacía vida cortesana no inferior a la del virrey. Los aristócratas hacían sus
tertulias. La gente se quería divertir, los jornaleros y trabajadores ya no
querían trabajar como antes y su principal acción de ociosidad era el chisme y
este está simbolizado en Ña Catita. Pero es falso decir que se despreocuparon
por la cultura en este siglo.
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