jueves, 11 de mayo de 2017

“The great purges and the rights of man” de Kate Brown

La gran purga de 1937 a 1939 fue llevada a cabo por el servicio de inteligencia de la NKVD, y en ella se capturaron y espiaron a una gran parte de la población de la Unión Soviética, principalmente polacos, acusados de ser “enemigos del pueblo”, por suponerse que estaban en contra del gobierno comunista. La población soviética que estaba en contra de la nueva forma de gobierno se veía amenazada constantemente por esta red de espionaje estatal.

Stalin y Nikolai Ezhov (principal jefe de la NKVD) fueron los impulsores de las políticas que la NKVD implementó en la URSS. Durante los años de su funcionamiento se arrestaron a un gran número de personas, bajo el pretexto  de ser considerados rebeldes fascistas, divisionistas; además de acusarlos de ser agentes polacos encubiertos que querían espiar al gobierno soviético. El problema consistía en que al ser la población de la URSS tan numerosa y el territorio tan extenso se hacía muy difícil saber a cabalidad quienes conspiraban en contra del gobierno y quienes no, por tal motivo se implementó un sistema de inteligencia muy alerta de cualquier indicador de sospecha.

Al inicio esta política se dio en la periferia de la Unión Soviética, en lugares como Ucrania, pero poco a poco el sistema de espionaje de la NKVD se fue extendiendo a toda la URSS. En poco tiempo se capturaron a un gran número de personas de procedencia polaca, que incluso ejercían cargos en la burocracia, como maestros de escuelas y demás funcionarios públicos. El estado de paranoia implantado por el gobierno soviético, en contra de los polacos, era tal que incluso quienes mantenían algún contacto con Polonia, más allá de los lazos sanguíneos o de territorialidad, eran tratados como  sospechosos y presumibles de ser arrestados. Se creía y difundía el mito de la “Gran conspiración”, en donde los polacos asumían el papel de atacantes al nuevo orden socialista.

Por tal motivo, y como se detalla en el texto, durante estos años, muchos decidieron, por su propio bien, ocultar sus raíces genealógicas, negar quizá su procedencia polaca, para evitar ser torturados por los soviets. Sin embargo, esta defensa, ha traído en la actualidad ciertos inconvenientes a las nuevas generaciones, que no logran tener un acceso fiable de sus ancestros. Situación lamentable, en la que se vulnera el derecho humano a la identidad.

Durante esos años, un método implementado por esta sanguinaria institución fue el “método del álbum”, en donde se procedía a juzgar y a ejecutar a los acusados en grupo, siendo por ello, débiles para poder salvarse.

Finalmente, esta política se desgasta a medida que es muy difícil seguir manteniendo en confidencialidad la cantidad de personas desaparecidas, comenzaron a proliferar las denuncias, que a su vez iban minando la credibilidad del Estado. En esta atmósfera, Stalin despidió a Ezhov y contrata en su lugar a Beria, quien termina con la NKVD. 


BROWN, Kate. “The great purges and the rights of man”. En A biography of no place. From ethnic borderland to soviet heartland. London: Harvard University press, 2003.

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