jueves, 11 de mayo de 2017

An empire divided: Religion, republicanism, and the making of french colonialism, 1880-1914 de J.P. Daughton

Este libro aborda la actividad evangelizadora de los misioneros franceses en sus colonias, principalmente en Indochina, Tahití, Marquesas y Madagascar, y que habían recibido una dura crítica por parte del debate mundial. Desde 1880  a la primera Guerra Mundial Francia ha llevado a cabo tanto una política colonizadora, como civilizadora, por medio de la difusión de las  misiones evangelizadoras francesas a lo largo de sus colonias, fundamentalmente de misiones religiosas cristianas, que se han encargado de llevar la cultura y la educación francesas a otras partes del mundo.

Los misioneros religiosos afirman haber logrado en las colonias un anhelo patriótico francés, una determinación de servir a Francia fuera de sus fronteras, destacando su labor en la creación de escuelas, en la creación de programas sociales y difundiendo la civilización en el orbe conocido.

En mayo de 1894, se produjo en Lyon una exposición en donde los misioneros católicos aprovecharon la ocasión para exponer sus trabajos en las colonias. De esta manera los visitantes podían apreciar y resaltar la ardua labor de las misiones, ya que además en dicha exposición se procuraba destacar la contribución de la Iglesia en la labor civilizadora del mundo, lo cual se hacía con fuertes intereses políticos a favor de la misma Francia. Se presentaba la idea que fueron las misiones, incluso mucho antes que el mismo comercio mercantil o que el mismo gobierno francés, quienes habían penetrado en estos salvajes confines de la tierra, llevando lo más excelso del desarrollo humano: la religión. El cual tenía un mayor mérito al haber sido una colonización pacífica.

Todo ello con un evidente esfuerzo político por dejar a Francia bien aireada luego de la lluvia de críticas que su política colonizadora acarreó. Así se presentaba esta colonización como una en la cual se difundió la palabra sagrada en el mundo y se convirtió a los paganos a la religión católica, se enseñó catecismo y se civilizó a las poblaciones salvajes. Logros tales que trataban de ocultar la política agresiva de adentramiento hacia estas poblaciones, y que procuraban un cambio en la percepción política del dominio francés en sus colonias.

De esta forma se procuraba hacer percibir la colonización como una empresa religiosa más que política, como una vocación de los cristianos franceses por difundir la palabra de Dios a toda la población mundial, aún cuando esta se encuentra en una situación hostil. Exposiciones, ferias, museos, libros de Historia serían el vehículo por medio del cual se difundirían estas ideas. A su vez, aparte de desviar la crítica, este enfoque de colonización buscaba atraerse de cuantiosas donaciones, que verían en las misiones francesas un sitial para la salvación.

Un elemento importante para la difusión de estas ideas fue la utilización de los libros de Historia. En estos textos, como en otros, se difundía de una manera educativa y entretenida la imagen de una Francia civilizadora, siendo el misionero un ícono nacional, un héroe francés, susceptible de ser admirado. Al misionero se lo presentaba como un sujeto humanitario, filantrópico, que cualquier quisiera emular. Estos libros buscaban exaltar el patriotismo francés en quienes los leían y de cambiar la visión que de la cruel colonización francesa se tenía. 




DAUGHTON, J. An empire divided: religion, republicanism, and the making of french colonialism, 1880-1914. 

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