sábado, 13 de mayo de 2017

El Catolicismo como mundo simbólico

Función legitimadora

El mundo simbólico del catolicismo legitima el orden institucional en el sentido de que instruye a sus miembros en el mantenimiento de las relaciones sociales. Puesto que uno de sus preceptos básicos es la obediencia, en ella nosotros somos como corderos de Dios que debemos ir por el buen camino, y dado que esto implica el respeto a las normas, como portarse bien, ayudar al prójimo, obedecer al sacerdote o a nuestros padres, es natural que también  extienda sus reglas hacia las demás interacciones sociales. 

El individuo educado bajo los preceptos del catolicismo, aparte de recibir los conocimientos acerca de Dios, también recibe un conjunto de normas y deberes que debe cumplir para mantener su convivencia dentro del grupo cristiano, pues de lo contrario se le segregará de ella y tendrá que verse relegado de participar de sus prácticas. Por ejemplo si en una misa a un individuo se le ocurre ponerse a bailar y blasfemar cuando los demás están en oración, será mal visto y hasta puede ser excomulgado por faltarle el respeto a dios y a sus fieles.

De esta forma el individuo es educado para comportarse “correctamente” en la Iglesia y en consecuencia, en su vida social, pues esta está integrada por sujetos que pertenecen a su iglesia o en todo caso porque se hace necesario mantener nuestra personalidad en todos los ámbitos de nuestra vida, además de que se entiende que si se altera la normalidad de la vida social, uno puede ser sancionado. Es decir que si nos comportamos de tal forma en la iglesia, se nos va a hacer mucho mas fácil recordarlo si nos comportamos de la misma forma en nuestra vida diaria, reproduciendo las maneras de comportarse aceptadas tanto en la comunidad eclesiástica como en la sociedad. Por tanto el cristianismo y sus normas permiten que el individuo se eduque en el respeto a ellas, pues estas se dan tanto en la vida religiosa como en la vida social. Hay una interacción entre la vida religiosa y la sociedad que permite que ambas puedan integrar sus normas y patrones en la vida diaria de los individuos.

Mecanismos conceptuales

Uno de los principales mecanismos conceptuales del catolicismo es la creencia en un mundo eterno llamado paraíso, al cual solo las personas buenas podrán tener acceso. Es un mundo ideal, creado para mantener el buen comportamiento social de los católicos, los limita y reprime al actuar, pues todo aquel que quiera ir al paraíso deberá ser bueno en vida y ello implica serlo aun sin que otros nos vean , es decir ser buenos tanto en nuestra vida privada como en nuestra vida publica, pues desde pequeños a sus miembros se les dice que Dios lo ve todo, que a él no se le puede engañar; y para mantenerlo en su conciencia se han creado historias y leyendas que ejemplifican la moral de un buen cristiano, y que están recopiladas en el principal libro del catolicismo: la Biblia, que todo cristiano tiene que leer o al menos escuchar, pues contiene la palabra de Dios.

Para este fin vemos como el catolicismo cuenta con un conjunto de normas instituidas entre sus miembros como los 10 mandamientos, que todo católico debe de cumplir para llegar al paraíso. El rezar también constituye parte de este universo simbólico, dado que a través del él cristiano siente que dios le escucha y refuerza aun más la creencia en él.

Soporte social

Para evitar que el católico vaya por un camino distinto al que hace hincapié su religión, sus miembros se agrupan entorno a una comunidad religiosa, en donde sus integrantes practican y renuevan los preceptos de su iglesia por medio de ritos y ceremonias. En este sentido la imagen del clérigo  es relevante, puesto que les brinda a sus miembros la imagen de cómo ser un buen cristiano, es el modelo a seguir para sus miembros, por ello se busca que este sujeto sea instruido e inteligente, con principios y con una moral intachable. Del mismo modo a través de las ceremonias del bautizo, confirmación, matrimonio, el católico se siente parte de esa comunidad, pues en cada rito de estos se renueva su fe y se integra al grupo. De esta forma el conjunto renueva sus creencias a la vez que se unifica como comunidad.

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