En el pensamiento eurocentrista la visión que
se tiene de Europa, en su historia por lo que ha llegado a ser, es verla como
el resultado de un proceso homogéneo, lineal, continuo de camino hacia el
progreso. Por el contrario, Europa ha llegado a ser lo que es hoy por medio de
un proceso heterogéneo, en donde han coexistido tiempos históricos distintos a
la vez. Para explicar esto se puede recurrir a la escena del Quijote de la Mancha , en donde este
personaje se enfrenta a un molino de viento, siendo derrotado. Esta imagen simbólica
representa el encuentro de 2 mundos, que forman parte de uno en plena
formación. Por un lado la mentalidad medieval, con la caballería, y por el
otro, representada en el molino de viento, la nueva mentalidad mercantil, que
se impone con el comercio, producto del contacto con América, dejando atrás los
viejos modos medievales.
Esa visión eurocéntrica es la que llega a
América, haciendo que se distorsione la percepción de nuestra propia
experiencia histórica, en perjuicio de la conformación de un “proyecto
latinoamericano”, que es tan necesario, y a favor del sistema de dominación
colonial.
América latina se constituyó tras la
destrucción de todo un mundo histórico socio cultural, que se había
desarrollado en estas tierras; al tiempo que empieza a emerger, como producto
del contacto entre conquistadores y conquistados, un nuevo sistema de dominación
que se les fue impuesto a nuestros habitantes nativos. Es decir que comienza a
constituirse un nuevo tipo patrón de poder producto del contacto, basado en la construcción
del concepto de raza. Este concepto hace que se naturalice socialmente en la
subjetividad de los conquistados, la nueva relación de poder emergente. Por
otra parte, esta idea de inferioridad se sustenta no en el hecho de haber
perdido ante los conquistadores, sino en el color de la piel. De esta forma se
encasillan a los habitantes americanos bajo la categoría de indios, y luego, a
los traídos de África como negros, haciendo que se generen y reconfiguren las
nuevas identidades basándose en la idea de “raza”.
Este primer sistema de clasificación social,
basada en el color de la piel, se
origino en América, como producto de la conquista y colonización, y fue expandida por todo el mundo a través de
la colonización europea. Como un nuevo sistema de dominación en donde nadie
podía estar ya fuera de esa clasificación.
Al mismo tiempo que también se articulaba, como
producto mismo de la dominación social en América latina, un nuevo tipo de
sistema de explotación del trabajo, basado también en la idea de “raza”. Esto
es, que se le asignaba a cada persona dependiendo del color de su piel, un
determinado trabajo: el negro era esclavo, el indio siervo, y el blanco era
amo.
Con todo esto se pudo articular un basto
sistema de explotación, que le permitió a Europa occidental disfrutar y
administrar los recursos que se producían en América Latina, haciendo que ella
pueda desarrollarse en contraposición a ésta. En tal sentido Europa occidental comienza
constituirse, y a hacerse ver ante los demás pueblos, como el centro de la
modernidad, en donde se genera lo mas adelantado de la civilización humana,
realzando el poder creativo de su raza.
Pero lo cierto es que sin América, Europa
Occidental no hubiese sido lo que fue y es, ella y su modernidad fueron el
producto de la colonialidad. Aunque estos dos términos resulten antagónicos,
coexistieron en la conformación de este nuevo mundo. A pesar de las ideas
eurocéntricas de una homogeneidad histórica.
Ante esto es necesario que eliminemos de
nuestras mentes las concepciones
eurocentristas de superioridad europea, a fin de acabar con aquellos fantasmas que
aquejan la configuración de una identidad en América Latina.
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