En su estudio Thomas Piketty muestra la
dinámica en la distribución de la riqueza y del ingreso desde el siglo XVIII
hasta nuestros días. Llegando a la conclusión de que la economía de mercado,
basada en la propiedad privada, dejada a su libre expresión, evidencia
convergencias y divergencias funestas para la humanidad. Por un lado, el
mercado aumenta los conocimientos y las tecnologías a favor de la población,
pero amenaza a las sociedades democráticas en relación al concepto de equidad y
justicia social, en tanto que máxima las desigualdades sociales. El mercado
visto así afecta a una gran parte de la población mundial.
El problema en esta mala distribución de la riqueza
supone que esta acumulación será progresiva, crecerá más rápidamente que la
producción y los salarios, y, si no se corrige puede llevar a temibles contradicciones
sociales a nivel general. En el capitalismo si no se emprenden políticas para
controlarlo, no se autorregulará y seguirá en el camino de la desigualdad y de
la acumulación excesiva en pocas manos.
El capitalismo tiene la capacidad para crear
riqueza, pero genera grandes desigualdades que luego no corrige. Pese a las
medidas impositivas y de las guerras mundiales, que en cierta forma la
regularon, en algunos años, pronostica Piketty, la ausencia de políticas
impositivas suficientemente agresivas, harán que el aumento de la desigualdad
económica sea muy grande.
Según sus estimaciones, este problema será enorme.
Revisando la historia, este crecimiento también se dio en el siglo XIX.
Midiendo el crecimiento del capital actual, es probable que vuelva el problema de
la desigualdad excesiva del siglo XIX, que sólo pudo ser controlado con las dos
terribles guerras mundial del siglo XX, las cuales lograron reducir
significativamente el rendimiento del capital, lo cual creó la ilusión de que
la contradicción económica había sido superada por el capitalismo, pero que en
realidad no fue así, solo fue apaleado por las bajas que implicaron estas dos
guerras mundiales. El ratio en el valor del capital y la renta nacional no es
constante a lo largo del tiempo. Cuanto
más bajo sea el crecimiento económico, mayor peso tendrá el capital.
Una de las soluciones que plantea Piketty para este
grave problema mundial es la creación de un impuesto anual progresivo para el
capital. Ello haría posible evitar este acaparamiento de la riqueza en pocas
manos, preservando la competencia y el incentivo a la producción mundial, y evitando
las consecuencias sociales que una redistribución desigual pudiese traer.
PIKETTY,
Thomas. Capital in the Twenty-first century. London: Harvard University Press,
2014.
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