Luego de la firma del tratado de
Heligoland-Zanzíbar, la isla de Heligoland, ubicada a cincuenta millas de la
costa alemana, pasó del dominio del imperio británico a manos del estado
alemán. Pese a este cambio en el gobierno, fue difícil desterrar las prácticas
y costumbres que ya habían sido implantadas por los ingleses. El caso de
Heligoland es sumamente rico en hechos y referencias para el análisis histórico
transnacional, ya que en esta región se puede ver el entrecruzamiento entre dos
poderíos mundiales, por un lado, la herencia que deja Gran Bretaña en la
región, y por el otro, la imposición que intentan hacer los alemanes a esa
misma región.
Heligoland había sido una colonia
británica de 1807 hasta 1890, año en el que se firma el mencionado tratado.
Durante casi un siglo en esta región el imperio británico había desplegado gran
parte de sus instituciones, leyes, tradiciones, es decir había asentado su
cultura y administración en este lugar, que ahora pasaba al dominio alemán. Al
momento de instalarse los alemanes en estas tierras, tuvieron que adaptarse e
intentar adaptar a la población a sus costumbres, y ello no fue fácil,
Heligoland por su estructura geográfica había actuado como la bisagra de Gran
Bretaña con el resto del continente europeo, importantes acciones inglesas
habían pasado por su suelo. Por tanto, en Heligoland, ahora bajo el dominio
alemán se puede observar la coexistencia entre dos tipos culturales distintos,
que conviven y cristalizan un tipo cultural en Heligoland.
Las cuentas de la deuda pública se
llevaban con tipo de moneda específica, el inglés se consideraba como el idioma
oficial, aunque el alemán se imponía en la iglesia y en la corte, además de ser
impartido en las escuelas. Los avisos públicos eran emitidos en dos idiomas. La
administración pública en materia legal, salud y policial adquirió un carácter
anglo alemán.
Imagen de Internet |
RÜGER,
Jan. Sovereignty and empire in the North Sea, 1807-1918.
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