viernes, 9 de junio de 2017

El arte de posar desnudo: Modelos y moralistas (1893)

En 1893, para las celebraciones anuales, un grupo de alumnos de la Ecole des Beaux-Arts ofrece una exhibición artística, mostrando a un grupo de mujeres jóvenes posando con pocas prendas y otras, desnudas, frente a un público masivo. Semejante evento acarreó una gran polémica ente el público y las autoridades francesas, que llevó a entablar un juicio en contra de los “transgresores del orden social” y que motivó la realización de una marcha.

Las representaciones de los desnudos femeninos a finales del siglo XIX, en las artes plásticas y gráficas, muestra las tensiones que se basaban en la creación de nuevas normas de moral y subjetividad que irrumpen en la sociedad francesa a finales de siglo. Si bien hay un grupo de personas que apoyan y consideran artístico la exhibición de mujeres desnudas, hay otro grupo que continua con el rechazo a tal forma de representación, por considerarla inmoral y obscena, esta última asumida por los miembros del estado francés.

Este obscuro pero importante asunto en la historia de fines del siglo XIX en Francia es conocida principalmente por medio de los registros policiales relacionados con la vigilancia de las poblaciones estudiantiles y actividades exhibicionistas del siglo XIX. El conocimiento de los hechos de 1893 se conocen por una transcripción del juicio impreso en la Gazette des tribunaux, que informó del hecho en la prensa diaria, y por las autobiografías escritas por ex alumnos de la Ecole des Beaux-Arts y sus amigos. 

Dicha actitud en la presentación de cuerpos desnudos de mujeres por parte de los estudiantes franceses de Bellas Artes y del público que mira tal espectáculo, así como de quienes se acercan a colaborar con ellos se puede explicar por varias razones en Francia a fines del siglo XIX. En primer lugar, y quizás el más importante,  pueda ser por el cambio que implicó un proceso de liberalización de la población francesa, mediante el cual la Tercera república francesa concede a los ciudadanos franceses, mayor autonomía en materia de prensa, la educación, y de asociación, así como a la formación de sindicatos. 

La idea de una autodeterminación que procura el gobierno, es un sujeto racional que actúa de manera responsable si se le da la instrucción, moral y social, apropiada, la cual se situó en el centro de una creencia republicana de finales del siglo XIX, conocido como el Solidarismo. Habiendo aprendido el control de la sexualidad a través de la educación y el matrimonio, los hombres y las mujeres en teoría podrían ejercer sus libertades personales, siempre y cuando garantizaran el progreso social y el orden moral, dos pilares fundamentales de un gobierno estable. Sin embargo, la ambigüedad sobre el grado en que los individuos internalizan este disciplinamiento social, va a depender mucho de los mismos hombres y mujeres que lo reciban.


La aprobación de leyes que velaban por la autodeterminación personal sentenció una nueva concepción de la persona y la relación de este con el cuerpo social, que pronto encontró su expresión en los nuevos entretenimientos populares, como los Cabarets artísticos o las salas de música, como el Sombrero de Noir (1881) o el Moulin Rouge (1889), que  se convirtieron en símbolos de una nueva cultura del ocio. En estos lugares públicos se fusionaban  la vieja y la nueva estructura social, funcionando en dos registros opuestos: Ellos ofrecían al espectador una visión fantasmagórica del futuro, utilizando los últimos avances tecnológicos como las maravillas del juego de luces, el sonido y la puesta en escena; mientras que, al mismo tiempo llamaban a una cultura popular de la festividad, que exaltaba la base corporal e instintiva. 

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Tanto, estas libertades recién constituidas y las formas culturales contribuyó a una transformación más grande en el género y las relaciones sociales. Algunos historiadores sostienen que equivale a una moral de "crisis" a fin de siglo. Una ideología supuestamente fija de las esferas separadas, era un rasgo fundamental de la identidad burguesa, que sirvió como una guía para que los hombres y las mujeres puedan actuar y comportarse. Esto se rompió en la cara de las zonas urbanas, industriales con el cambio psicológico. Los nuevos espacios urbanos, dieron lugar a una reevaluación de las ideas de la libertad, progreso y justicia social referencias a la "cuestión social", la "cuestión femenina", y una serie de escándalos que afectaron a la república francesa (1889-1898).

Estos esfuerzos académicos para capturar el espíritu de la duda y el cuestionamiento era algo que ya  se planteaban una serie de actores históricos (las feministas, anarquistas, educadores, sociólogos, etc), que pretendían reformar o derrocar las instituciones, los valores y las prácticas profundamente arraigadas.  En este contexto, el Bal des-Arts Quat'z proporciona un telón de fondo para explorar cómo la puesta en escena de la clase obrera se convirtió en los modelos de los artistas implicados y confundirse con las crisis de fin de siècle relativas a la individuo abstracto, el cuerpo social, y el Estado. 

La Escuela de Bellas Artes promovió la femme nue como el sujeto, el símbolo y encarnación literal de una estética social de nuevas raíces en más artística de la libertad. En el proceso de llevar sus tableaux vivants a la vida, rechazó toda una tradición de las prácticas artísticas y las convenciones culturales que ataban a la femme nue a la competencia de un determinado cuerpo de profesionales operando en un número limitado de espacios privados.  Este ofrece tanto a los artistas y los modelos de una oportunidad para hacer reclamaciones personales y profesionales de la respetabilidad burguesa, a una identidad sexual y a una autonomía.

Tal espectáculo, ocurrido en el Bal des-Arts Quat'z muestra la preocupación por los límites de individualismo liberal, el carácter de "público" frente a "las esferas privadas", la distinción entre el arte y la pornografía, y la construcción de un ser sexual.


La condena judicial de los modelos y sus patrocinadores, por abusar del derecho de la libertad artística y por sobrepasar los límites de la decencia y de la moral, incitó a un conflicto de una semana sangrienta entre los representantes de la república, bajo juramento de mantener el orden moral y social, y los jóvenes agredidos con el dictamen.

The Art of Posing Nude: Models, Moralists, and the 1893 Bal des Quat’z-Arts de Lela Felter-Kerley

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