Como muchos otros
grupos migratorios, en la inmigración italiana la familia representó la
institución más importante. Esto se refleja, por ejemplo, en las estrategias
migratorias y de inserción en la sociedad peruana, estas más que de tratarse de
estrategias individuales se trataban de estrategias familiares.
Es clara la
relación entre migración y familia, por un lado, la migración “rompe” las
familias, los inmigrantes se separan de ella; por otra parte, ese mismo hecho
le otorga a la familia un peso más fuerte. Así, se produce una especie de
“compensación”, el sentido de familia es más fuerte en la medida que sus
miembros se separan.
Inicialmente
podemos encontrarnos con relaciones diplomáticas creadas a partir de este
incremento de la inmigración italiana en el Perú, que a partir de 1830 aumentó
paulatinamente, demandando el establecimiento de relaciones diplomáticas entre
ambos Estados.
En 1840 fue
designado el primer Cónsul de Génova, a su vez, la República de Génova designo
en 1842 un Cónsul General en Lima luego se abrió un Consulado en Trieste,
ciudad el este de Italia, en 1853 se envió el primer diplomático peruano a
Italia, es así que el 25 de mayo de 1853 y ante el reino de Cerdeña, Bartolomé
Herrera entrego sus credenciales de Cónsul General del Perú, firmando en esa
oportunidad el primer Tratado de Amistad entre ambos países. Desempeñando
también el cargo de Cónsul en Roma, Florencia y Nápoles. En 1854 el diplomático
peruano Soane llegó a Turín para desempeñar el cargo de Cónsul General del
Perú, tenían también la función de atraer inmigrantes europeos al Perú[1]. Consiguiente a este, fueron sucediendo
diferentes personajes ocupando el cargo de Cónsules.
Posteriormente con
la unificación italiana y la creación del reino de Italia en 1861, el Consulado
peruano en Turín obtuvo el carácter de Legación Peruana en Italia. En 1864 tras
una Convención Consular, el reino de Italia abrió la primera representación
diplomática italiana en el Perú. Los italianos mantenían fuertes lazos de
solidaridad de ahí que se crearan Compañías de Bomberos italianas para brindar
amparo a los inmigrantes no solo en casos de incendios sino también por la gran
inseguridad que se sentía durante la tercera parte del siglo XIX.
la Sociedad de
Beneficencia, Asociaciones culturales y recreativas, instituciones de
empresarios. La primera en crearse fue la Sociedad italiana de Beneficencia en
Lima en 1862, con el fin de ayudar a los socios en caso de enfermedad o
invalidez, y ayuda económica a socios pobres, luego en 1863 se creó la Sociedad
de Beneficencia del Callao. En 1866 se creó la primera Compañía de Bomberos
llamada “Roma”, posterior a esta se crearon otras compañías de bomberos que no
solo servían para socorrer incendios o para suplir la falta de seguridad urbana
sino también como lugares de reunión donde pasaban su tiempo libre. En 1872 se
creó La Sociedad Italiana de Instrucción, siendo la primera escuela italiana en
la costa del Pacífico.
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