El ideal
inmigracionista se gesta desde los años iniciales de la república y adquiere
concretización desde la etapa del boom guanero, ya que esta se caracterizó por
una relativa estabilidad económica, política y social distinta a lo que pasaba
en los primeros años republicanos.
Así, desde mediados
del siglo XIX, los gobiernos emitirán una serie de leyes, decretos y proyectos
favorables a la llegada de inmigrantes europeos, ello por un prejuicio racial
de la época y, por que además debido a la abolición de la esclavitud, la mano
de obra era escasa con lo que los sectores más poderosos alentarán tales
medidas favorables a la atracción del grupo inmigrante. Se darán una serie de
contratos, leyes y proyectos de colonización los cuales pusieron de manifiesto
la idea de que el progreso del país se lograría a través de la inmigración
europea. Se consideraba que lo anglosajón como tal, y no la población nativa,
tenía la suficiente capacidad para efectuar tal cambio.
Entre los grupos de
inmigrantes que llegaron, ya sea la infructuosa política estatal, o por su
propia iniciativa (que era más común), se encuentra el de los italianos. Su
participación en específicas actividades económicas contribuyó a ser de ellos, miembros
de importantes del sector económico. Sin embargo, su presencia no se redujo a
una implicancia meramente económica, sino que también cultural.
La presencia italiana
a marcado a la sociedad peruana en gran medida, no solo socialmente, sino
también económica y políticamente. Desde tiempos previos a la independencia en
el Perú, inmigrantes italianos veían a las tierras americanas como un lugar
donde asentarse, es así que de forma continua se fueron estableciendo.
caracterizándose por ser comerciantes independientes y mantener una gran red de
paisanaje. Aún en nuestros días podemos encontrarnos con establecimientos de
origen italiano, tan arraigados en nuestra cultura que se confunden con el
paisaje de nuestra Lima republicana.
A fines del siglo
XVIII, los inmigrantes que llegaban a costas americanas lo hacían a través de
una inmigración escalonada, residiendo inicialmente en España, pero luego de la
eliminación del monopolio comercial español, los inmigrantes llegaban a las
costas americanas directamente. Durante el primer periodo del Perú republicano
no fueron muchos los inmigrantes italianos que llegaron a nuestras costas, sin
embargo a partir de 1830 se puede ver un marcado aumento de esta inmigración,
entre los que llegaron inicialmente podemos encontrar a funcionarios y
comerciantes, la expansión económica a causa del boom guanero logró atraer
mayor cantidad de colonos, hallándose en 1857 más de 13 mil europeos en Lima[1],
siendo la mayor parte de ellos, italianos, en 1876 un Censo indica la presencia
de más de 19 mil europeos en nuestro país[2].
A pesar que el Perú
no tenía las condiciones necesarias para atraer flujos de inmigrantes masivos,
los proyectos de colonización que se iniciaron fueron muchos, había una
política a favor de la inmigración europea, vista esta a través de la mayor
disponibilidad económica puesta para este objetivo a diferencia de la
inmigración asiática, que no tenía igual respaldo. Sin embargo, muchos de estos
intentos fracasaron y gran parte de los inmigrantes que se asentaron en nuestro
país lo hicieron de forma espontánea, siendo en su mayoría comerciantes
independientes. La mayor parte de europeos en nuestro país estaba conformaba
por italianos, quienes originalmente eran en su mayoría marinos y miembros de
la tripulación de los veleros de carga que llegaban a comerciar a nuestras
costas.
La mayoría de
inmigrantes provenientes de Italia, fueron de Liguria, minoritariamente hubo
migrantes del sur de Italia. Cabe resaltar que, aunque algunos tripulantes
venían con la intención de quedarse en la “Mérica”, muchos de ellos se quedaban
luego de ver la posibilidad de emprender un negocio propio en el Perú. Los
inmigrantes que llegaban con la intención de quedarse lo hacían bajo el marco
de cadenas migratorias, y cabe resaltar que muchos inmigrantes italianos no
llegaban al Perú porque no tuvieran medios para subsistir en su país de origen,
sino con el fin de agrandar sus negocios o emprender negocios independientes.
Su estabilidad se vio regida no solamente por las redes de paisanaje migratorio,
sino también por principios de solidaridad étnica y empresarial.
Los migrantes
italianos se caracterizan también porque inicialmente al igual que muchos otros
grupos de europeos se ubicaron en asentamientos espaciales exclusivamente
urbanos, aunque vale decir que aproximadamente en 1876 solo la mitad de estos
se asentaban en la capital del Perú sin embargo aún el 80% de italianos se
asentaban en Lima y Callao, otros en Puertos de otras regiones y sólo algunos
se asentaban en el interior del país, siendo el grupo no solo más numeroso sino
también más disperso de europeos.
Una característica
importante es la diferenciación que existía frente a otros grupos de europeos,
ya que la presencia de mujeres en los censos en 1857 demuestra que eran 10
hombres por cada mujer. Se tiene en cuenta que existía una mayor presencia
económica que otros grupos de inmigrantes. A su vez se puede decir que, de las
pulperías existentes en Lima, el 80% era propiedad de italianos, eran estos los
europeos que se encontraban con mayor contacto con la población local. A su vez facilitaron la movilización de
mercancías, no solo en Lima, sino también en el interior del país.
Después de la
década de 1860, la colonia italiana en el Perú fuera caracterizada por tener
una mayor prosperidad económica en comparación con las colonias italianas de
otros países. Esto no quiere decir que todos los italianos en el Perú eran
ricos. La Colonia italiana estaba compuesta por un pequeño grupo de empresarios
adinerados.
Otro factor
importante para el asentamiento de inmigrantes italianos fue la situación
política en la que muchos de ellos se encontraban, convirtiéndose en refugiados
políticos, quienes en su mayoría eran profesionales, uno de ellos es Antonio
Raimondi.
La alta valoración
étnica dada por la sociedad peruana hacía que estos inmigrantes europeos
asciendan socialmente en la jerarquía social peruana, permitiendo a estos
inmigrantes ocupar lugares más altos en la escala social que los ocupados en
sus lugares de origen. Junto a este hecho podemos notar que no hubo un proceso
de asimilación cultural de la cultura local, se ha dado más bien una situación
de biculturalidad, ya que
los inmigrantes no han abandonado su cultura para adaptarse a la del Perú, han
interactuado y contribuido para poder convivir en nuestra sociedad y esto se
puede ver en la modificación de la dieta alimenticia. Un aspecto importante
encontrado es que a raíz de la falta de seguridad e instituciones que
protegieran de ciertas necesidades a los inmigrantes, algunos grupos, entre
ellos los italianos, se vieron en la necesidad de crear instituciones que
suplieran estas necesidades, vale decir que estas organizaciones también
protegieron a pobladores locales. Es por
esa razón que hemos podido ver como las instituciones creadas inicialmente por
europeos para servicio de sus grupos de inmigrantes se nacionalizaron siendo
ahora netamente peruanos.
Los inmigrantes
europeos contribuyeron en la vida y evolución del Perú, tanto a nivel económico
como también social. Sus actividades,
proyectos individuales y formas de inserción los situaron dentro de los
sectores medios y altos de la sociedad peruana, formando parte así de la actual
situación nacional: no sólo estimularon el comercio, la industria y la
educación, sino también le dieron una nueva dignidad al trabajo manual e
hicieron posible la aparición de una emergente clase media basada en la riqueza.
Muchos inmigrantes que habían empezado con tiendas y ferreterías acumularon
fortunas que invirtieron posteriormente en grandes negocios, permitiendo a sus
descendientes una movilidad social ascendente hacia los sectores más altos de
la sociedad nacional.
Imagen de Internet |
[1] Censo de Lima elaborado por Manuel Atanasio Fuentes en 1857.
[2] Giovanni Bonfiglio cita el Cento Nacional de Población de 1876.
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