En
Arguedas la labor del literato y la del etnólogo no están nunca totalmente
disociadas, en sus estudios más académicos encontramos el mismo
lenguaje lírico en sus narraciones. Y aunque no era diestro en el manejo de
las técnicas narrativas modernas, su literatura (basada especialmente en las
descripciones) supo comunicar con gran intensidad la esencia de la cultura y el
paisaje andinos.
La producción intelectual de Arguedas es bastante amplia y comprende, además de obras de ficción, trabajos, ensayos y artículos sobre el idioma quechua, la mitología prehispánica, el folclore y la educación popular.
La circunstancia especial de haberse educado dentro de dos tradiciones culturales, la occidental y la indígena, unido a una delicada sensibilidad, le permitieron comprender y describir como ningún otro intelectual peruano la compleja realidad del indio nativo, con la que se identificó de una manera desgarradora.
La producción intelectual de Arguedas es bastante amplia y comprende, además de obras de ficción, trabajos, ensayos y artículos sobre el idioma quechua, la mitología prehispánica, el folclore y la educación popular.
Arguedas vivió un
conflicto profundo entre su amor a la cultura indígena, que deseaba se
mantuviera en un estado "puro", y su deseo de redimir al indio de sus
condiciones económicas y sociales. Se puede decir que la añoranza a las formas
tradicionales de la vida andina hizo que postulara un estatismo social, en
abierta contradicción con su adhesión al socialismo.
Su obra revela el
profundo amor del escritor por la cultura andina peruana, a la que debió su más
temprana formación, y representa, sin duda, la cumbre del indigenismo peruano.
Dos circunstancias ayudan a explicar la estrecha relación de Arguedas con el
mundo campesino. En primer término, que naciera en una zona de los Andes que no
tenía mayor roce con estratos occidentalizados; en segundo lugar, que a la
muerte de su madre, su madrastra lo obligara a permanecer entre los indios del lugar. De
esa manera asimiló la lengua quechua, y lo mismo sucedió con las costumbres y
los valores éticos y culturales del poblador andino.
Esta precoz experiencia,
vivida primero y simbolizada en su escritura por la oposición indios/señores,
se vería más tarde reforzada con los estudios antropológicos. Como resultado de
esta trama, la vida de Arguedas transcurrió entre dos mundos no sólo distintos,
sino además en contienda. De allí surgió su voraz voluntad de interpretar la
realidad peruana, la permanente corrección de sus ideas sobre el país y la
definición de su obra como la búsqueda de una imagen válida de esta.
Desde sus primeros
relatos se advierte la problemática que terminaría por presidir toda su
escritura: la vida, los azares y los sufrimientos de los indios en las
haciendas y aldeas de la sierra del Perú. Allí también se presenta esa escisión
esencial de dos grupos, señores e indios, que será una constante en su obra
narrativa. El espacio en que se desarrollan sus relatos es limitado, lo que
permite a esta oposición social y cultural mostrarse en sus aspectos más
dramáticos y dolorosos. Ya el derrotero de Arguedas está trazado; aunque en su
fuero interno vive intensamente la ambigüedad de pertenecer a dos mundos, su
actitud literaria es muy clara, en la medida en que determina una adhesión sin
atenuantes al universo de los indígenas, generando dos cauces de expresión que
se convertirán en sendos rasgos de estilo: la representación épica y la
introspección lírica.
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