En 1893, para las celebraciones anuales, un grupo de alumnos
de la Ecole des Beaux-Arts ofrece una exhibición artística, mostrando a un
grupo de mujeres jóvenes posando con pocas prendas y otras, desnudas, frente a
un público masivo. Semejante evento acarreó una gran polémica ente el público y
las autoridades francesas, que llevó a entablar un juicio en contra de los
“transgresores del orden social” y que motivó la realización de una marcha.
Las representaciones de los desnudos femeninos a finales del siglo XIX,
en las artes plásticas y gráficas, muestra las tensiones que se basaban en la
creación de nuevas normas de moral y subjetividad que irrumpen en la sociedad
francesa a finales de siglo. Si bien hay un grupo de personas que apoyan y
consideran artístico la exhibición de mujeres desnudas, hay otro grupo que
continua con el rechazo a tal forma de representación, por considerarla inmoral
y obscena, esta última asumida por los miembros del estado francés.
Este obscuro pero importante asunto en la historia de fines del siglo
XIX en Francia es conocida principalmente por medio de los registros policiales
relacionados con la vigilancia de las poblaciones estudiantiles y actividades
exhibicionistas del siglo XIX. El conocimiento de los hechos de 1893 se conocen
por una transcripción del juicio impreso en la Gazette des tribunaux, que
informó del hecho en la prensa diaria, y por las autobiografías escritas por ex
alumnos de la Ecole des Beaux-Arts y sus amigos.
Dicha actitud en la presentación de cuerpos desnudos de mujeres por
parte de los estudiantes franceses de Bellas Artes y del público que mira tal
espectáculo, así como de quienes se acercan a colaborar con ellos se puede
explicar por varias razones en Francia a fines del siglo XIX. En primer lugar,
y quizás el más importante, pueda ser por el cambio que implicó un
proceso de liberalización de la población francesa, mediante el cual la Tercera
república francesa concede a los ciudadanos franceses, mayor autonomía en
materia de prensa, la educación, y de asociación, así como a la formación de
sindicatos.
La idea de una autodeterminación que procura el gobierno, es un sujeto
racional que actúa de manera responsable si se le da la instrucción, moral y
social, apropiada, la cual se situó en el centro de una creencia republicana de
finales del siglo XIX, conocido como el Solidarismo. Habiendo aprendido el
control de la sexualidad a través de la educación y el matrimonio, los hombres
y las mujeres en teoría podrían ejercer sus libertades personales, siempre y cuando
garantizaran el progreso social y el orden moral, dos pilares fundamentales de
un gobierno estable. Sin embargo, la ambigüedad sobre el grado en que los
individuos internalizan este disciplinamiento social, va a depender mucho de
los mismos hombres y mujeres que lo reciban.
La aprobación de leyes que velaban por la autodeterminación personal
sentenció una nueva concepción de la persona y la relación de este con el
cuerpo social, que pronto encontró su expresión en los nuevos entretenimientos
populares, como los Cabarets artísticos o las salas de música, como el Sombrero
de Noir (1881) o el Moulin Rouge (1889), que se convirtieron en símbolos
de una nueva cultura del ocio. En estos lugares públicos se fusionaban la
vieja y la nueva estructura social, funcionando en dos registros opuestos:
Ellos ofrecían al espectador una visión fantasmagórica del futuro, utilizando
los últimos avances tecnológicos como las maravillas del juego de luces, el
sonido y la puesta en escena; mientras que, al mismo tiempo llamaban a una
cultura popular de la festividad, que exaltaba la base corporal e
instintiva.
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Tanto, estas libertades recién constituidas y las formas culturales
contribuyó a una transformación más grande en el género y las relaciones
sociales. Algunos historiadores sostienen que equivale a una moral de
"crisis" a fin de siglo. Una ideología supuestamente fija de las
esferas separadas, era un rasgo fundamental de la identidad burguesa, que
sirvió como una guía para que los hombres y las mujeres puedan actuar y
comportarse. Esto se rompió en la cara de las zonas urbanas, industriales con
el cambio psicológico. Los nuevos espacios urbanos, dieron lugar a una
reevaluación de las ideas de la libertad, progreso y justicia social
referencias a la "cuestión social", la "cuestión femenina",
y una serie de escándalos que afectaron a la república francesa (1889-1898).
Estos esfuerzos académicos para capturar el espíritu de la duda y el
cuestionamiento era algo que ya se planteaban una serie de actores
históricos (las feministas, anarquistas, educadores, sociólogos, etc), que
pretendían reformar o derrocar las instituciones, los valores y las prácticas
profundamente arraigadas. En este contexto, el Bal des-Arts Quat'z
proporciona un telón de fondo para explorar cómo la puesta en escena de la
clase obrera se convirtió en los modelos de los artistas implicados y
confundirse con las crisis de fin de siècle relativas a la individuo abstracto,
el cuerpo social, y el Estado.
La Escuela de Bellas Artes promovió la femme nue como el sujeto, el
símbolo y encarnación literal de una estética social de nuevas raíces en más
artística de la libertad. En el proceso de llevar sus tableaux vivants a la
vida, rechazó toda una tradición de las prácticas artísticas y las convenciones
culturales que ataban a la femme nue a la competencia de un determinado cuerpo
de profesionales operando en un número limitado de espacios privados.
Este ofrece tanto a los artistas y los modelos de una oportunidad para hacer
reclamaciones personales y profesionales de la respetabilidad burguesa, a una
identidad sexual y a una autonomía.
Tal espectáculo, ocurrido en el Bal des-Arts Quat'z muestra la
preocupación por los límites de individualismo liberal, el carácter de
"público" frente a "las esferas privadas", la distinción
entre el arte y la pornografía, y la construcción de un ser sexual.
La condena judicial de los modelos y sus patrocinadores, por abusar del
derecho de la libertad artística y por sobrepasar los límites de la decencia y
de la moral, incitó a un conflicto de una semana sangrienta entre los
representantes de la república, bajo juramento de mantener el orden moral y
social, y los jóvenes agredidos con el dictamen.
The Art of Posing Nude: Models, Moralists, and the 1893 Bal des Quat’z-Arts de Lela Felter-Kerley
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