Como una respuesta
a la crisis de paradigmas, ideologías, de valores y en general una situación de
crisis en las últimas décadas del siglo XX en la disciplina histórica, Carlos
Barros trata de proyectar una nueva forma de enfocar la disciplina para el
siglo XXI, lo cual no necesariamente tendrá que ser una negación radical a lo desarrollado por la
historiografía anterior, ni mucho menos un retorno, sino el de poder cohesionar
dentro de la base de esta nueva historiografía los aportes, debates, criticas de las historiografías de los siglos XIX y XX; es decir, no desechar el
capital acumulado de desarrollo historiográfico, ni tampoco asumirlo si una
previa critica, la cual podrá realizarse mejor haciendo uso de los nuevos
métodos con los que cuente esta futura historiografía[1].
Y es que esta
historiografía futura deberá estar más integrada a las dinámicas de su entorno,
tanto sociales como tecnológicas, no ser esquiva ni ajena a estos cambios. De
esta manera el desarrollo de las tecnologías de las comunicaciones, como
internet, devendrán en cambios sustanciales en la forma en que se escriba la
historia, puesto que ello evidenciara comunidades internacionales de
historiadores mucho más cercanos por cuanto la comunicación se abrirá. Así
mismo esta dinámica entre los historiadores, generará cambios en la manera como
se escriba la historia gracias al contacto con historiadores de otras
realidades, generando una preocupación por escribir estas historias con un carácter más global, y menos restringidas al ámbito local[2].
Además la escritura
de la historia con un principio y con un final, como comúnmente se nos
presentan en los libros, con la introducción en el trabajo del historiador de las
nuevas tecnologías, también se renovará ya que el historiador podrá
vincular sus textos con otras investigaciones a través del uso de hipervínculos
en los cibertextos, lo cual llevara a la configuración de una historia más abierta
y con mas perspectivas, pues ira mas allá del tema que trata, enlazándose con
la construcción de una historia global.
Teniendo a su vez más recursos para exponer sus investigaciones como el uso de audios,
videos, etc[3].
Barros proyecta que
a futuro la historia ya no contara con grandes escuelas historiográficas que
antaño dominaban el ámbito historiográfico desde sus centros de difusión. Con
esta nueva comunidad mundial de historiadores los avances en la disciplina ya
no solo se circunscribirán a un solo lugar, sino que se dará una mayor libertad
a la difusión de los trabajos de los distintos historiadores del orbe.
Asimismo esta nueva
historiografía no dejará de lado el papel del sujeto, esto es, del historiador
en la construcción del conocimiento histórico, dado que es innegable su
participación en ella, lo cual no le resta carácter científico a la historia, ya que los debates actuales de la ciencia reconocen su relatividad, y con
esto la imposibilidad de la ciencia en revelarnos las verdades absolutas.
Barros propone también hacer una historia más comprometida con el presente y su
sociedad; más narrativa, sin dejar de ser científica; más interdisciplinar, por
cuanto es una ciencia social y sin dejar de lado su carácter
global.
[1]Barros, Carlos. "El retorno de la historia", Historia a
debate. I. Cambio de siglo, Santiago, 2000, pp. 153-173.
[2] “En el siglo XXI la escritura de la historia estará, en cada país, más
condicionada por la historiografía internacional que nunca. El papel de la
historiografía global irá creciendo en relación con las historiografías nacionales,
gracias a las nuevas tecnologías de la comunicación y a los procesos de
integración transnacional en el terreno económico, político, cultural y
académico”. Barros, Carlos. "El retorno de la historia", Historia
a debate. I. Cambio de siglo, Santiago, 2000, pp. 153-173.
[3] “el nuevo paradigma de la historia como todo será digital”. Barros,
Carlos. “Hacia un nuevo paradigma historiográfico”. En Protohistoria Nº 3,
Argentina, 1999. Pg 53.
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