Dado que la empresa imperial
en la India del siglo XIX, fue una tarea enfáticamente masculina, se veo como
ello trajo consecuencias también en lo referente a las relaciones de género.
Los comerciantes y viajeros que llegaban a India para realizar actividades económicas se
encontraban con la nula existencia de mujeres británicas en este lugar, debido a
lo largo y tortuoso del viaje, además de que eran muy pocas las mujeres que se
arriesgaban a ello, siendo la demanda de mujeres muy superior a la oferta que
había de mujeres británicas en la India.
Hacia el final del siglo XVIII, habían sólo 250 mujeres europeas en Calcuta, mientras que el número de varones ascendía a 4.000. Civiles y soldados británicos animados e incluso subsidiado por la empresa comenzaron a tomar esposas y amantes
nativas, a estas mujeres se les llamaba
“bibis”, volviéndose esto una práctica muy
común.
La Bibi era una amante de la India, una concubina
o consorte a largo plazo del inglés, la cual podía darse el lujo de incluso de
crear un hogar modesto junto a la pareja británica . A veces se casaban,
pero había dificultades insuperables en el camino de un matrimonio cristiano
con un pagano.
La Bibi se identificó con
los intereses de su protector. Ella era una eficiente ama de llaves y una
enfermera dedicada a su hombre cuando caía enfermo. No había ningún
estigma asociado a estas relaciones. A veces, el amor y el respeto mutuos
bastaban. La bibi de un sahib era muy respetada en la sociedad. Emma
Roberts escribe que las mujeres "indígenas, hindúes o musulmanes, cuando
se unen a los ingleses se limitan a la dignidad singular de la Zenana de sus
protectores, como si el matrimonio se hubiese llevado a cabo de acuerdo a sus
propias costumbres y ceremonias.
Ellas no solían salir de
sus casas y se comportan como si dicha unión fuese legalmente
reconocida por la costumbre musulmana o hindú. Las “bibis” demostraban una mayor
libertad sexual y no eran reprimidas ni
inhibidas como las mujeres de la Gran Bretaña mojigata, donde el sexo era
considerado como una maldición, derivada del pecado original y en donde las
sanciones por relaciones extramaritales y las desviaciones sexuales eran
castigadas.
En la India no había
vergüenza por los enlaces entre las
“bibis” y los británicos que llegaban allí, incluso el Gobernador General, Sir
John Shore, y el Gobernador de Bombay y los miembros de su Consejo,
públicamente tenían a las mujeres indígenas como sus amantes. Estas uniones
irregulares eran vistas sin censura, rara vez eran secreto, como se puede
deducir de la cuenta del nacimiento del hijo de Qui Hi, en el poema satírico
"El Gran Maestre".
El caso clásico es el de Job
Charnock, fundador de la ciudad de Calcuta, quien se casó con una hermosa mujer brahman, Leela, después de rescatarla de una pira funeraria en la que se le
iba realizar la "Sati". La leyenda cuenta que Charnock estaba
locamente enamorado de ella y ella convenció a la gran sahib para casarse como
él, ofreciéndole ser él casi como un hindú. Nos encontramos con otro caso
de la aventura romántica y peligrosa de un oficial del ejército Inglés, que
rescató a una viuda joven brahmán y hermoso en Rajamundary y la tomó como su
bibi.
En la
tercera década del siglo XIX, con la introducción de la ruta terrestre, así como
los barcos de vapor, las mujeres inglesas empezaron a llegar a la India en gran
número y a encontrar casa al lado de sus
esposos asentados en la India. De esta manera, la práctica de mantener bibis o
amantes nativas llegó a ser mal visto. Se aconsejó a los ingleses estar alejados de las conexiones nativas. Los memsahibs lanzaron una campaña a
gran escala contra el "bibidom". Ellos no escatimaron esfuerzos
para abolir el sistema de Bibi, como ellos lo consideran una amenaza a su
posición, además de ser escandaloso para la clase dominante.
Muchas de las bibis que tenían amores con los británicos, además de tener hijos con ellos, fueron expulsadas de sus hogares. Después del motín de 1857, la institución de mantener a las mujeres indígenas como bibis, practicamente había desaparecido.
Muchas de las bibis que tenían amores con los británicos, además de tener hijos con ellos, fueron expulsadas de sus hogares. Después del motín de 1857, la institución de mantener a las mujeres indígenas como bibis, practicamente había desaparecido.
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