martes, 22 de septiembre de 2020

LA INVENCIÓN DE LA IMPRENTA MODERNA


La imprenta comenzó como un método artesanal, su implantación a mediados del siglo XV trajo consigo una revolución cultural.

Entre 1041 y 1048, Bi Sheng inventó en China (donde ya existía un tipo de papel de arroz) el primer sistema de imprenta de tipos móviles, a base de complejas piezas de porcelana.

En 1234, artesanos en la actual Corea, conocedores de los avances chinos, crearon tipos móviles de metal que se anticipó a la imprenta moderna, pero lo usaron raramente.

La imprenta moderna no se creó hasta el año 1450, aproximadamente, de la mano de Johannes Gutenberg.

La Imprenta moderna. Imagen de Internet.


LA IMPRENTA

Método mecánico destinado a reproducir textos e imágenes sobre papel u otros materiales.


JOHANNES GUTENBERG (1400-1468)

Considerado el "Padre de la Imprenta". Fue un orfebre y herrero alemán, inventor de la imprenta con tipos móviles moderna (hacia el año 1440). Su trabajo más reconocido es la Biblia de 42 líneas o Biblia de Gutenberg.

Su padre era comerciante y su madre trabajaba de tendera. Formó una sociedad con Johann Fust, quien le da el préstamo para desarrollar su imprenta. Pese a desarrollar la imprenta moderna, en el año 1455, Gutenberg carecía de dinero para devolver el préstamo a Fust, incluso tuvo que difundir el secreto de montar imprentas para poder subsistir.

Johannes Gutenberg. Imagen de Internet.


LA IMPRENTA MODERNA

Para la creación de la Imprenta moderna, Gutenberg adoptó una prensa de madera (para moler uva en la preparación del vino) y creó unos tipos móviles hechos de plomo para las letras. Diseñó los caracteres móviles como la escritura a mano de la época y en estilo gótico. Además, modificó la consistencia de la tinta para que se pegara a los tipos.

Su trabajo más reconocido fue la Biblia de 42 líneas (número de líneas impresas en cada página) o Biblia de Gutenberg, que se considera el primer libro impreso con tipografía móvil.


EL DESPERTAR CULTURAL

En la Baja Edad Media la cultura se fue independizando poco a poco de la religión. La escritura dejó de ser patrimonio exclusivo de la Iglesia y a cada vez más, fueron más los laicos (mercaderes y burgueses) que sabían leer y escribir.

En este sentido, las lenguas vulgares empezaron a substituir al latín de los documentos oficiales y de la creación literaria.

A partir del siglo XI se redescubrieron obras de los principales autores griegos y romanos, a partir de las copias de monjes y traducciones que llegaban del mundo árabe (de Aristóteles). Se multiplicaron el número de escuelas y centros de enseñanzas (que en su mayoría estaban en monasterios y catedrales). Este despertar cultural fue promovido por la Iglesia católica, cortes reales y señoriales.




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