lunes, 3 de abril de 2017

CARÁCTERÍSTICAS DE LA PRESENCIA EUROPEA EN EL PERÚ


El ideal inmigracionista se gesta desde los años iniciales de la república y adquiere concretización desde la etapa del boom guanero, ya que esta se caracterizó por una relativa estabilidad económica, política y social distinta a lo que pasaba en los primeros años republicanos.

Así, desde mediados del siglo XIX, los gobiernos emitirán una serie de leyes, decretos y proyectos favorables a la llegada de inmigrantes europeos, ello por un prejuicio racial de la época y, por que además debido a la abolición de la esclavitud, la mano de obra era escasa con lo que los sectores más poderosos alentarán tales medidas favorables a la atracción del grupo inmigrante. Se darán una serie de contratos, leyes y proyectos de colonización los cuales pusieron de manifiesto la idea de que el progreso del país se lograría a través de la inmigración europea. Se consideraba que lo anglosajón como tal, y no la población nativa, tenía la suficiente capacidad para efectuar tal cambio.

Entre los grupos de inmigrantes que llegaron, ya sea la infructuosa política estatal, o por su propia iniciativa (que era más común), se encuentra el de los italianos. Su participación en específicas actividades económicas contribuyó a ser de ellos, miembros de importantes del sector económico. Sin embargo, su presencia no se redujo a una implicancia meramente económica, sino que también cultural.

La presencia italiana a marcado a la sociedad peruana en gran medida, no solo socialmente, sino también económica y políticamente. Desde tiempos previos a la independencia en el Perú, inmigrantes italianos veían a las tierras americanas como un lugar donde asentarse, es así que de forma continua se fueron estableciendo. caracterizándose por ser comerciantes independientes y mantener una gran red de paisanaje. Aún en nuestros días podemos encontrarnos con establecimientos de origen italiano, tan arraigados en nuestra cultura que se confunden con el paisaje de nuestra Lima republicana.

A fines del siglo XVIII, los inmigrantes que llegaban a costas americanas lo hacían a través de una inmigración escalonada, residiendo inicialmente en España, pero luego de la eliminación del monopolio comercial español, los inmigrantes llegaban a las costas americanas directamente. Durante el primer periodo del Perú republicano no fueron muchos los inmigrantes italianos que llegaron a nuestras costas, sin embargo a partir de 1830 se puede ver un marcado aumento de esta inmigración, entre los que llegaron inicialmente podemos encontrar a funcionarios y comerciantes, la expansión económica a causa del boom guanero logró atraer mayor cantidad de colonos, hallándose en 1857 más de 13 mil europeos en Lima[1], siendo la mayor parte de ellos, italianos, en 1876 un Censo indica la presencia de más de 19 mil europeos en nuestro país[2].

A pesar que el Perú no tenía las condiciones necesarias para atraer flujos de inmigrantes masivos, los proyectos de colonización que se iniciaron fueron muchos, había una política a favor de la inmigración europea, vista esta a través de la mayor disponibilidad económica puesta para este objetivo a diferencia de la inmigración asiática, que no tenía igual respaldo. Sin embargo, muchos de estos intentos fracasaron y gran parte de los inmigrantes que se asentaron en nuestro país lo hicieron de forma espontánea, siendo en su mayoría comerciantes independientes. La mayor parte de europeos en nuestro país estaba conformaba por italianos, quienes originalmente eran en su mayoría marinos y miembros de la tripulación de los veleros de carga que llegaban a comerciar a nuestras costas.

La mayoría de inmigrantes provenientes de Italia, fueron de Liguria, minoritariamente hubo migrantes del sur de Italia. Cabe resaltar que, aunque algunos tripulantes venían con la intención de quedarse en la “Mérica”, muchos de ellos se quedaban luego de ver la posibilidad de emprender un negocio propio en el Perú. Los inmigrantes que llegaban con la intención de quedarse lo hacían bajo el marco de cadenas migratorias, y cabe resaltar que muchos inmigrantes italianos no llegaban al Perú porque no tuvieran medios para subsistir en su país de origen, sino con el fin de agrandar sus negocios o emprender negocios independientes. Su estabilidad se vio regida no solamente por las redes de paisanaje migratorio, sino también por principios de solidaridad étnica y empresarial.

Los migrantes italianos se caracterizan también porque inicialmente al igual que muchos otros grupos de europeos se ubicaron en asentamientos espaciales exclusivamente urbanos, aunque vale decir que aproximadamente en 1876 solo la mitad de estos se asentaban en la capital del Perú sin embargo aún el 80% de italianos se asentaban en Lima y Callao, otros en Puertos de otras regiones y sólo algunos se asentaban en el interior del país, siendo el grupo no solo más numeroso sino también más disperso de europeos.

Una característica importante es la diferenciación que existía frente a otros grupos de europeos, ya que la presencia de mujeres en los censos en 1857 demuestra que eran 10 hombres por cada mujer. Se tiene en cuenta que existía una mayor presencia económica que otros grupos de inmigrantes. A su vez se puede decir que, de las pulperías existentes en Lima, el 80% era propiedad de italianos, eran estos los europeos que se encontraban con mayor contacto con la población local.  A su vez facilitaron la movilización de mercancías, no solo en Lima, sino también en el interior del país.

Después de la década de 1860, la colonia italiana en el Perú fuera caracterizada por tener una mayor prosperidad económica en comparación con las colonias italianas de otros países. Esto no quiere decir que todos los italianos en el Perú eran ricos. La Colonia italiana estaba compuesta por un pequeño grupo de empresarios adinerados.

Otro factor importante para el asentamiento de inmigrantes italianos fue la situación política en la que muchos de ellos se encontraban, convirtiéndose en refugiados políticos, quienes en su mayoría eran profesionales, uno de ellos es Antonio Raimondi.

La alta valoración étnica dada por la sociedad peruana hacía que estos inmigrantes europeos asciendan socialmente en la jerarquía social peruana, permitiendo a estos inmigrantes ocupar lugares más altos en la escala social que los ocupados en sus lugares de origen. Junto a este hecho podemos notar que no hubo un proceso de asimilación cultural de la cultura local, se ha dado más bien una situación de biculturalidad, ya que los inmigrantes no han abandonado su cultura para adaptarse a la del Perú, han interactuado y contribuido para poder convivir en nuestra sociedad y esto se puede ver en la modificación de la dieta alimenticia. Un aspecto importante encontrado es que a raíz de la falta de seguridad e instituciones que protegieran de ciertas necesidades a los inmigrantes, algunos grupos, entre ellos los italianos, se vieron en la necesidad de crear instituciones que suplieran estas necesidades, vale decir que estas organizaciones también protegieron a pobladores locales.  Es por esa razón que hemos podido ver como las instituciones creadas inicialmente por europeos para servicio de sus grupos de inmigrantes se nacionalizaron siendo ahora netamente peruanos.

Los inmigrantes europeos contribuyeron en la vida y evolución del Perú, tanto a nivel económico como también social.  Sus actividades, proyectos individuales y formas de inserción los situaron dentro de los sectores medios y altos de la sociedad peruana, formando parte así de la actual situación nacional: no sólo estimularon el comercio, la industria y la educación, sino también le dieron una nueva dignidad al trabajo manual e hicieron posible la aparición de una emergente clase media basada en la riqueza. Muchos inmigrantes que habían empezado con tiendas y ferreterías acumularon fortunas que invirtieron posteriormente en grandes negocios, permitiendo a sus descendientes una movilidad social ascendente hacia los sectores más altos de la sociedad nacional.

Imagen de Internet



[1] Censo de Lima elaborado por Manuel Atanasio Fuentes en 1857.
[2] Giovanni Bonfiglio cita el Cento Nacional de Población de 1876.


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