La historia como ciencia social tiene como
fin buscar un conocimiento científico de las sociedades humanas, descubriendo
las relaciones entre las sociedades del pasado con las del presente. En tal
sentido, para el historiador será de mucha ayuda actitudes personales como la
vocación, el interés, la buena memoria, el gusto por el pasado, etc. Así como
factores sicológicos y académicos como: dominio de idiomas, capacidades
cognitivas, dominio de redacción, acceso a materiales, utilización de métodos
de estudio, buena lectura, realización de excursiones, visitas a museos, etc.
Sobre todo una actitud receptiva a nuevos temas. Al abordar un tema el
historiador no puede cargar con prejuicios. Se puede tener una idea previa del
periodo, pero ello no tiene que ser una traba para la investigación histórica.
Por otra parte, su proyección en el trabajo
de la investigación estará dada por tres factores principales, mencionadas por
Jacques Le Goff: La investigación, la enseñanza y la vulgarización de su
investigación. La investigación es vital para el avance del conocimiento de la
Historia, la cual tiene que hacerse a partir de la consulta de los documentos
del periodo que se estudia, con la intención de plantear problemas o reformular
esos mismos problemas. No hay que olvidar que esta es una ciencia social y como
tal tiene que contribuir al desarrollo de la sociedad y no tan sólo limitarse a
erigir simples narraciones del pasado.
La enseñanza le permitirá al historiador
poder explicar sus investigaciones. Y, finalmente, la vulgarización será vital
para el historiador, ya que con esto podrá difundir a un público mayor sus
investigaciones.
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