A través de El mito del eterno retorno Mircea Eliade nos trata de explicar el problema esencial para entender la
mentalidad del hombre arcaico, entendiendo que éste tiene un rechazo hacia el
transcurso de la historia, para regresarla a través del mito -y la repetición
de actos sagrados como el rito- a se momento originario de creación. Esto, como
demuestra el autor, se debe al miedo que se siente con respecto al devenir de
la historia, que implica algo desconocido que es mejor evadir por medio de la
regeneración del tiempo o del tiempo cíclico.
“Evidentemente, las concepciones metafísicas de
mundo arcaico no siempre se han
formulado en un lenguaje teórico, pero el símbolo, el mito y el rito, a
diferentes niveles y con los medios que les son propios, expresan un complejo
sistema de afirmaciones coherentes sobre la realidad ultima de las cosas...”
Necesitaban de estos símbolos para expresar de
una u otra manera sus concepciones del mundo que los rodea; y en especial de aquello
que para estos era difícil de explicar o precisar en términos absolutos, que de por sí no conocían o no habían
desarrollado, como los conceptos del ser y del no ser. Entonces por tal motivo
y como dice Eliade no se puede negar que tales concepciones fuesen
desconocidas para el hombre primitivo,
puesto que las dejaban ver en sus mitos.
A la vez que el hombre de aquel tiempo, con
aquella mentalidad mítica, al verse en sí tan desprovisto de medios para
protegerse, tan indefenso, trata de ver en los objetos inanimados- y por
consiguientes carentes de sentimiento y de dolor- algo sagrado, invulnerable a
la naturaleza que atormenta al hombre. Y
más aun si este objeto tiene un origen, para él, mágico, como una piedra
salida del mar o una roca tocada por un rayo. Eso hará que en la mentalidad del
hombre primitivo se asocie a estos objetos, con justa razón, a las categorías de
sagrado; y por lo mismo que invulnerables, resistentes a catástrofes que el
hombre no soportaría.
“El objeto
aparece entonces como un receptáculo de una fuerza extraña que lo diferencia de
su medio y le confiere sentido y valor.”
Al igual que este hombre cree en la fuerza
sagrada de los objetos inanimados, también asocia a éstos hechos
trascendentales ocurridos en una fecha no determinada, valorando no el objeto
en sí, sino lo que representa en la categoría mítica. “El producto bruto de la naturaleza, el objeto hecho por la
industria del hombre, no hallan su realidad, su identidad, sino en la medida en
que participan en una realidad trascendente. El gesto no obtiene sentido,
realidad, sino en la medida en que renueva una acción primordial.” En la mentalidad del
hombre arcaico es un hecho “racional” pensar y actuar de esa manera, ya que si
obraban tal cual lo había hecho el modelo o héroe mítico, entonces no corría el
riesgo de equivocarse y eso le brindaría seguridad. Pues si tal persona lo hizo
–y su acto es reconocido por todos- eso quiere decir que obró de forma
adecuada, entonces él también deseará hacer las cosas de ese modo, para evitar
errores y a la vez para evitar las críticas, puesto que es más seguro actuar
como el modelo que hacerlo a su manera. Y en eso se ve su rechazo a la
historia, porque para entrar al acto del
rito y a la imitación del héroe, en otro tiempo, necesita anular el tiempo en que
vive.
Como fundamenta Eliade, el hombre de las culturas
tradicionales tiende a proyectar el presente en un tiempo mítico, a una época
trascendente, para repetir los actos de ese héroe ejemplar y hace de ello una necesidad que lo obliga a
realizar ritos para sentirse él, puesto que lo real es lo sagrado. En todos los
actos cotidianos buscará imitar esos arquetipos.
“Tiene un arquetipo extraterrestre, concebido,
ya como un <<plano>>, ya como una <<forma>>, ya pura y simplemente como un doble existente
precisamente en un nivel cósmico superior. Pero todo en el mundo que nos
rodea no tiene un prototipo de esa
especie [...] los territorios incultos, los mares desconocidos [...] participan
todavía de la modalidad indiferenciada, informe, de antes de la creación. Por
eso, cuando se toma posesión de un territorio así [...] se realizan ritos que
repiten simbólicamente el acto de la creación: la zona inculta es primeramente
<<cosmizada>>, luego habitada.”
Ellos creen que lo conocido es lo que se ha
construido según el plano cósmico y que por lo mismo las zonas ocultas,
desconocidas, no pertenecen a ese plano supraterrestre diseñado por el ser
superior. Es por ello conveniente imaginar que cuando se llega a estas zonas
los hombres traten de ponerlas al recaudo del cosmos, organizándola. Para esto
necesitan valerse de actos especiales y sagrados como los ritos simbólicos de
creación. Las poblaciones al momento de llegar a un nuevo territorio, realizan
rituales de sagradacion con el fin de hacer mas duraderos sus espacios,
construcciones; ya que lo sagrado simboliza eternidad, fuerza, perennidad.
El hecho
de que el hombre tradicional trata de reinterpretar los acontecimientos nuevos
dentro de categorías míticas y de personajes heroicos como una forma de
rebelión contra la historia, para defenderse de ella; puesto que es una
manifestación de su rechazo a lo desconocido o lo que está por conocer; además
que ello es un regresar a un tiempo ideal, mítico, originario.
Este hombre tiende a relacionar las calamidades
que le ocurren con las catástrofes que ya fueron pasadas y afrontadas por el
héroe mítico; ya que resulta más seguro, para él, actuar del mismo modo que el
héroe en lugar de hacerlo por él mismo, sabiendo que esto implica riesgos; además
el hecho de saber que eso no es extraño al hombre, que ya ha sido pasado por
otros, resulta mas confiable de afrontar, pues se sabrá como encararlo. Todo
esto lo hace con el objetivo de evitar una desesperación o una crisis por el no saber qué sucederá o
del cómo actuar, una presión que siempre ronda la vida del hombre histórico.
Fotografía de Internet |
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