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domingo, 26 de noviembre de 2017

¿ POR QUÉ ES IMPORTANTE LA INDUSTRIA?


 La industria es uno de los sectores más importantes para el progreso de un país, no solo porque nos permite acceder al consumo de productos elaborados, sino también porque constituye una actividad estratégica, puesto que  para su realización involucra, de una u otra manera, a otras ramas complementarias  a ella, impulsando de este modo a otros sectores económicos.  Por ejemplo nuestra industria metalmecánica cuenta con un gran potencial de expansión y dentro de poco resultará beneficiada por una serie de factores, como la mejora de la infraestructura social y la creciente industrialización del país, tales como el previsible dinamismo del sector de la construcción (viviendas y un ambicioso plan de rehabilitación de la red vial), lo cual traer como consecuencia más trabajo para los peruanos.

La posibilidad de expansión de la industria alimentaría y de bebidas ante el previsible incremento del poder adquisitivo de la población provocará, por su parte, una mayor demanda de envases y artículos de hojalata, dentro de la rama metalmecánica.

De este modo, la industria contribuirá al impulso de los sectores que le sean complementarios; como es el caso de la producción primaria, muy necesaria en la industria, puesto que inevitablemente recurrirá a ella para obtener las materias primas que le permitan realizarse. “Las producciones primarias no pueden lograr productividad y competitividad adecuadas, sin la incorporación de bienes surgidos de industrias tradicionales, como la de maquinaria agrícola, y de otros producidos por industrias de punta, como la bioingeniería. A su vez, la producción primaria, mineral o agropecuaria, aumenta su valor y su rentabilidad a través de su transformación en las plantas industriales, esto se hace efectivo a través de la industrialización de estos productos.”

Además de ello, se verán estos sectores necesitados de personal capaz de laborar en la industria; por tal motivo, la demanda por trabajadores tenderá a incrementarse por cuanto más se agrande la producción, generando una fuente de trabajo para múltiples especialidades, dando ocupación a obreros, técnicos y profesionales especializados, originando junto con ello centros de aprendizaje laboral que permitirán a profesores instruir  a los individuos en las faenas laborales. Ante esto se incrementará la renta per cápita  y con ello la capacidad adquisitiva de las personas lo cual conducirá al aumento del consumo, por ende la economía se  dinamizará, surgiendo entre la población un nivel de vida cada vez mejor.

En la medida que en la industria se transforman materias primas en productos relativamente complejos, se tenderá, como conducta racional del productor, a hacer menores los costos de producción para que con ello las utilidades se vean incrementadas; conforme esto, el empresario buscará aumentar la tecnología aplicada en la industria, por cuanto ella significa ahorro, lo cual le hará invertir en proyectos de investigación que le permitan superar sus niveles de producción a un menor costo. Pero esto no es de beneficio exclusivo del productor, sino que se contribuye también al progreso de la ciencia y de la investigación, y por ende del de la humanidad. Como por ejemplo cuando los griegos a través de sus conocimientos en astilleros, naves y comercio fueron los primeros en convertirse en una potencia, además de esto cabe resaltar que  la derrota de los persas se debió en parte al poder naval griego y esto se debe a la preocupación griega por innovar en ese aspecto; o cuando Whitney, en Inglaterra, inventó su desmontadora de algodón facilitando la producción de telares, invento que sirvió enormemente al progreso de la población inglesa.

“Siendo el algodón  una de las fibras más importantes y versátiles de la industria textil, hasta la invención de la desmotadora de algodón en 1793, su producción masiva era demasiado laboriosa para ser rentable. La desmotadora, que separa las fibras de algodón de las semillas y otros cuerpos extraños, permitía a una persona realizar un trabajo que antes requería de 50 operarios.”

En los primeros años de la industrialización, la manufacturación a pequeña escala fue sustituida por instalaciones donde se fabricaba a gran escala. Sin embargo, las industrias que dependían de líneas de productos variables, como la ropa de moda, continuaron con la fabricación de productos a mano. Incluso hoy en día, las empresas pequeñas se mantienen como una parte muy importante de la economía.

Con la introducción de técnicas de fabricación en serie y de montaje con robots, las industrias de componentes, que facilitan las piezas a otras industrias para que éstas realicen el producto final, han crecido. En la industria automovilística, que Japón se ha encargado de mejorar, los métodos de producción en tiempo real (just-in-time) aseguran que las piezas lleguen a las fábricas de coches justo cuando son necesarias en vez de permanecer amontonadas en enormes almacenes. Así, se ha conseguido que la fabricación de coches responda mejor a las demandas del mercado y, por tanto, que sea más competitiva.

Pero también debe tenerse en cuenta que en la industria de un país no es recomendable dedicarse a la producción de un solo producto, ya sea un bien o un servicio, sino que se deben tener en cuenta otras opciones, puesto que con las fluctuaciones que constantemente se suceden en la economía, es muy probable que la importancia que tenga un determinado producto ahora, luego ya no lo tenga y termine siendo de demanda baja o  remplazado por otro producto en la economía. Además que esta diversificación industrial hará que el progreso tecnológico no se concentre en un solo producto y que por el contrario se impulse el desarrollo de las otras también.

“La mayor parte de los países consideran que la industrialización es un proceso favorable que genera riqueza rápidamente, revitaliza las zonas en decadencia y permite influir en asuntos de índole mundial. Asimismo, la mayoría de ellos reconoce la necesidad de que la base industrial sea diversa para proteger sus economías de las fluctuaciones en los precios de mercado de sus propios productos.”

Chile, uno de los países de la cuenca del Pacífico, es un buen ejemplo de ello. Su economía ha crecido un 10% al año desde 1990. El comercio con Japón y Corea del Sur se duplicó entre 1987 y 1990 y se han abierto nuevos mercados con Taiwán, China, Hong Kong, Singapur y Malaysia. La clave de este éxito ha sido la diversificación de la industria de Chile, tradicionalmente basada en los recursos naturales, la minería, la explotación forestal, la pesca y la agricultura, además de un gran deseo por aumentar las exportaciones. La dependencia tradicional del cobre se ha reducido a favor del aluminio y ha aparecido la piscicultura del salmón. En el aspecto agrícola, la producción de vinos ha experimentado una notable expansión, a lo que se une la congelación y envasado de frutas y verduras. La manufacturación no ha tenido tanto éxito, pero ahora muchas empresas extranjeras se están estableciendo en Chile porque constituye una plataforma segura para acceder a otros mercados de América del Sur.

Con todo esto, la productividad de un determinado país aumentará visiblemente, lo que terminará haciendo que este convenga en introducir sus productos hacia otras economías a través de la exportación.  Este excedente es enviado hacia otros países con el fin de venderlos y, en consecuencia, evitar con ello que el producto  se pierda. Además que con lo obtenido poder financiar las importaciones de productos que los demás producen con menores costes. Esto es lo que ha venido ocurriendo en estos últimos tiempos, los países desarrollados a través de sus empresas multinacionales o también llamadas transnacionales luego de haber producido a gran escala introducen estos bienes hacia distintos destinos para ampliar sus mercados. De esto, el país exportador obtendrá del mercado exterior como pago moneda extranjera o divisas, las cuales se insertaran a su encomia.

El aumento de las empresas multinacionales ha hecho aparecer una serie de preocupaciones. Unas pocas manos controlan gran parte del poder de fabricación, lo que quiere decir que los países involucrados son susceptibles a los cambios económicos que se produzcan en otros rincones del mundo. Puede que a los gobiernos les resulte difícil gestionar o evitar la transferencia de activos de un país a otro y seguramente no se tratará a todos los países por igual.

Los países en los que la industria nacional no va bien, son el principal blanco de las multinacionales, como algunos países de Asia y América del Sur donde la energía y la mano de obra no son caras. En contraste, pocos países africanos se han beneficiado de las inversiones de las empresas multinacionales porque carecen de mano de obra cualificada y de la infraestructura apropiada. No todas las empresas transnacionales surgen en países industrializados. Los países recientemente industrializados fomentan este tipo de empresas para asegurarse mercados a los que poder exportar sus productos.

Como vemos la industrialización de un país es muy favorable para la economía pues  conlleva a un aumento en el PBI y por lo tanto esto conduce a un mejor nivel de vida; en consecuencia será un importante medio para salir del subdesarrollo. El caso de nuestra buena vecina  Brasil es un ejemplo de ello. Actualmente, la economía brasileña es la octava más importante del mundo y la mayor parte de su desarrollo se debe a la industrialización. A mediados de la década de 1960, el 80% de las exportaciones de Brasil eran productos básicos entre los que el café suponía cerca de la mitad del total. En 1989, el 72% de las exportaciones correspondía a productos manufacturados y el café suponía tan sólo el 4% del total. Varias cifras reflejan este rápido cambio: en 1960, el 13% de la población activa trabajaba en el sector industrial, en 1970, el 18% y en 1990, el 23%. El producto interior bruto (PIB) pasó del 25 al 34% entre 1960 y 1994. Brasil siempre ha enviado sus productos a los mercados de los Estados Unidos y de los países de la Unión Europea (UE), pero en los últimos 20 años ha intentado por todos los medios aumentar las exportaciones a Japón y a los países petrolíferos del Oriente Próximo.

China es otra potencia industrial emergente decidida a reforzar las bases de su industria tanto para abastecer de productos a su enorme mercado nacional como para exportar estos productos. El volumen de manufacturaciones aumentó en un 12% al año entre 1980 y 1990. La producción de bienes de consumo representaba la mitad del total, más que de sobra para satisfacer la demanda interna de televisiones, lavavajillas y frigoríficos. La estrategia de China ha sido establecer zonas económicas especiales, sobre todo en la costa, y fomentar el comercio de las ciudades de estas regiones, como Shanghai, con el extranjero. El crecimiento económico no tiene precedentes, aunque se concentra en pocas zonas y en pocas manos, pero existen planes para establecer zonas económicas especiales en todo el país. Otro indicador del crecimiento de China es la manera de invitar a las empresas extranjeras a establecerse en este país. Al recuperar el control sobre Hong Kong, en 1997, China ha adquirido una economía de tigre.

“La estabilidad económica de un país se manifiesta a través del crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI) crece y decrece, y en el caso del Perú tenemos 54 meses ya computados y cerrados de crecimiento permanente desde el inicio del gobierno (Gobierno de Alejandro Toledo) con una tasa promedio de crecimiento del 2002 al 2005 de 4.9%, éste está sustentado en el crecimiento de la inversión privada que en el 2005 creció a una tasa de 13.9% que impacta positivamente en la actividad productiva del país. (Discurso del ministro de la producción 2005, ing. David Lemor Bezdin en la conferencia de prensa de la presentación del balance del sector industria del 2005).

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