Por Edith Elejalde
I. Introducción
Puruchuco es un monumento arqueológico cuya arquitectura es el resultado de la interacción de dos tradiciones culturales distintas: una propia de los pueblos del lugar, y otra de influencia cuzqueña, que se asimilo al lugar como parte del proceso de la expansión incaica por los pueblos de la costa.
Puruchuco se ubica a la altura 7.5 de la carretera central en el distrito limeño de Ate Vitarte, a la margen izquierda del rió Rímac en lo que fueron las inmediaciones de la hacienda Vista Alegre, propiedad del señor Alberto Isola. En en una sus ubicaciones se encuentra el primer museo de sitio creado en el Perú, gracias a la labor que realizara por los años cincuenta, Arturo Jiménez Borja, médico de profesión, quien junto a un grupo de especialistas inició las labores de restauración.
A Arturo Jiménez Borja le pareció que el nombre de Vista Alegre, como se llamaba la hacienda en la que fue encontrado el recinto arqueológico, no era conveniente, así que decidió averiguar el nombre indígena del lugar más próximo al recinto, tal como le aconcejó de Luís Valcárcel. Es así que muy cerca al lugar existía un fundo de padres franciscanos llamado “Puruchuca”, nombre que al parecer en lengua nativa no significaba nada; entonces Jiménez Borja procedió a llamar al monumento arqueológico casi de la misma forma, por estar asociada al conjunto de construcciones, solo que en lugar de llamarla Puruchuca, la llamo Puruchuco, con intercambio en la ultima letra para diferenciarla del fundo franciscano. Según Pedro Cieza de León en su crónica “El señorío de los incas”, Puruchuco es una palabra quechua que quiere decir casco emplumado o algo así como sombrero de plumas.
Es sabido, según la crónica “La fundación de Lima” de P. B. Cobo, que Pizarro le entregó a Miguel de Estete Puruchuco; lo que es difícil de saber aun hoy es a cuál Miguel de Estete se refería, pues en la conquista se sabe que llegaron dos Miguel de Estete, uno infante y el otro capitán.
II. Historia
Puruchuco inicialmente fue habitado por pueblos de la costa llamados huanchos y hualllos, los cuales dejan ver hoy su influencia en la toponimia del lugar, como por ejemplo Hurin Huancho que luego paso a ser designado como Lurigancho, por la distorsión de vocablos al ser escribir el nombre en castellano. Inicialmente, en el periodo del Intermedio Tardío cuando comenzó a ser construida, podríamos decir que fue la casa hacienda de un curara local, pues en los interiores de la construcción tipo cancha encontramos un gran patio desde donde se realizarían diversas actividades comunales. Una de estas podría ser la actividad de intercambio, pues la mujeres ubicadas en las orillas del mar traerían productos marinos a Puruchuco, mientras que otras ubicadas en las partes mas altas, bajarían trayendo frutas o ajíes que extraerían de los valles. De otra suerte también se pudo haber empleado este patio como lugar para celebrar fiestas o ritos en honor a alguna divinidad, o también para realizar funerales. De la misma forma podríamos decir que al contacto entre personas, Puruchuco sirvió también como un espacio para la socialización, ya que en la interacción entre personas la comunicación es imprescindible, tal es el caso que en este lugar se transmitían noticias, ideas y demás.
Con la expansión de los incas, Puruchuco fue conquistada por uno de los hermanos de Pachacutec, convirtiéndose desde ahora en uno de los centros administrativos del Imperio Inca. Desde Puruchuco los quipu camayocs empadronarían de mejor manera los tributos (mayormente sacos de papas, maní, maíz o algodón) que los pobladores de la zona traerían para almacenar en la casa del curaca. Por su parte la presencia de spondylus revelan que Puruchuco se integró dentro de las exclusivas redes de circulación de bienes suntuarios del mundo incaico.
Se sabe de la dominación incaica porque en Puruchuco se han encontrado, durante los trabajos de limpieza y restauración, elementos incaicos tanto en su construcción (puertas de doble jamba) como en los objetos hallados, como es el caso del hallazgo de dos queros de cerámica en el ambiente conocido como “corral de las llamas” y que al parecer fueron parte de una ofrenda. También se encontraron en 1956 más de una veintena de quipus dentro de una olla. Pero lo que demuestra que Puruchuco se convirtió en un centro administrativo inca, es la presencia de unas pesas y balanzas que fueron halladas en diversas partes del edificio, con lo cual pesaban objetos de gran estimación para el mundo prehispánico como oro u hojas de coca.
Ya para el siglo XVI, Puruchuco fue asignada en calidad de encomienda por Francisco Pizarro a Miguel de Estete, según nos cuenta en su crónica el padre Bernabé Cobo.
III. Labores de Restauración
Al recibir el permiso del Patronato Nacional de Arqueología, Arturo Jiménez Borja inicia el proceso de restauración de un edificio prehispánico ubicado en las inmediaciones de la hacienda Vista Alegre en Ate Vitarte. El edificio se halla ubicado en las faldas de cerro De León, en estado de conservación lamentable, puesto que era usado por algunos pastores como corral para sus ovejas y cabras, algunas veces era empleada también como vivienda transitoria. Por tal motivo las estructuras del edificio estaban en pésimas condiciones, pues a simple visa se podía observar como muchas de las paredes se encontraban destruidas, los techos habían desaparecido totalmente y el suelo estaba cubierto totalmente de escombros; y aun mas, al realizarse las primeras tareas de limpieza, se encontró un documento de la época virreinal en donde los firmante se comprometían a repartir de forma equitativas los tesoros encontrados en la ruina, con lo cual se ve, como el sitio fue durante años objeto de robos, excavaciones, roturas y personas en busca de tesoros.
El recinto tenía la estructura de una cancha, la cual es un patrón arquitectónico del Perú antiguo, cuya forma es la de un rectángulo largo, amurallado por paredes y con tan solo una puerta de acceso al lugar. Además estaba construido con adobes y tapias.
Antes de iniciar las labores de restauración se procedió a tomar las medidas del recinto, a fotografiarlo y a recoger los materiales del suelo. Durante el proceso de limpieza se encontraron diversos objetos de cerámica pertenecientes a la cultura huancho, que influenciaron en el edificio antes de la llegada de los incas. De otro lado se procedió a reconstruir los muros caídos con los mismos escombros que se encontraron en el suelo y con tierra traída de los campos de cultivo circundantes. Para esta labor los arqueólogos tuvieron que recurrir a las enseñanzas que le pudieran suministrar los campesinos, sobre la forma en como elaborar barro, adobes, paredes, pisos y a techar ambientes, además de tener que aprender la técnica del enlucido, todo ello con la finalidad de restaurarlo de la manera más próxima a la original, teniendo en cuenta las técnicas prehispánicas que aun hoy llegan a nosotros.
Con respecto a la reconstrucción de los techos, se encontraron en las estructuras de las paredes ciertos huecos en donde se abrían colocado las vigas que soportarían el techo, como restos de caña brava, carrizo, esteras totoras. Pero para una mejor perspectiva, los investigadores recorrieron la hacienda de los curas franciscanos, que también cuenta con construcciones similares a Puruchuco; en el lugar, se encontraron dinteles enteros y fragmentos de techo, que sirvieron de referente para los trabajos de restauración de Puruchuco.
De otro lado, ante la necesidad de abrir caminos que le dieran un acceso hacia la carretera al sitio arqueológico, se comenzaron a construir vías de acceso; durante esta empresa se tuvo la sorpresa de hallar un conjunto de tumbas bien conservadas, las cuales entre sus materiales funerarios contenían ollas que llevaban dentro de sí varios quipus e hilos de colores, y dentro de los fardos funerarios, ofrendas como cerámica, alimentos, mates, etc.
Para evitar engaños visuales y distorsiones equivocas, se cuido mucho en diferenciar claramente las parte que fueron reconstruidas de las que fueron originariamente encontradas. Es así que a simple vista el visitante puede notar con facilidad lo que es nuevo, de lo que es viejo.
De otro lado, cuando Puruchuco estuvo bien restaurada surgió un debate en torno a la labor de Jiménez Borja , dado que unos sostenían que las labores de restauración habían desvirtuado el arreglo arquitectónico original del edificio; es decir que se procedió de manera subjetiva al no tener las medidas originales de sus instancias, como por ejemplo en la definición de la altura de los muros, la selección de los ambientes a techar, la forma de los vanos y toda clase de modificaciones que desfigurarían las distintas fases que tuvo el lugar en su proceso de construcción, presentándola como un único evento constructivo.
Pero lo cierto es que al no tener esos datos específicamente, Arturo Jiménez Borja tuvo la intención de restaurar un patrimonio nacional y con ello entregarle el valor que antes de la restauración, evidentemente, no tenía.
IV. Recorrido
Desde afuera del monumento arqueológico se puede apreciar las tumbas que están ubicadas al pie del cerro circundante al recinto, por ser tan solo 15 tumbas se puede suponer que pertenecieron a personas de gran importancia, talvez curacas. Ya al frente del edificio cuyas paredes laterales son de aproximadamente de 4 metros de altura, poniendo al visitante en una situación de estrechez ante la grandeza de este monumento. Al ingresar por la única puerta del recito por medio de una pequeña rampa que conduce a ella, notamos a primera vista la existencia de un pasadizo más ancho al inicio que al final, en donde posiblemente los visitantes del curaca depositaran a sus bestias de carga para luego intercambiarlos con los de los otros al interior del gran patio; o también pudo haber sido usado para contener las piedras que cayeran luego de un sismo, tan comunes en la costa. Prosiguiendo nuestra ruta, nos encontramos con un gran patio al cual para acceder tenemos que bajar por una pequeña escalera, patio que posiblemente asumiría la función de mercado, o quizás lugar de ceremonias para los dioses. Al frente se encuentra ubicada una especie de atrio o escenario más elevado que el patio, en donde posiblemente se ubicaba el curaca a cargo del palacio. Una puerta angosta ubicada en este espacio nos conduce a un cuarto en donde posiblemente se almacenarían las ofrendas y tributos traídas por los visitantes.
Seguimos por un estrecho pasadizo, el cual nos lleva a un pequeño cuarto que posiblemente cumplía la función de caseta de vigilancia, ello por su estrechez y porque en este recinto existía una división de los espacios de la casa: uno que es el publico, representado por el gran patio; y otro privado, representado por las habitaciones interiores, de modo que la entrada a estos espacios se veía restringido.
De otro lado encontramos un largo pasadizo, el cual separa el espacio privado en dos grandes sectores. Este pasadizo es sobrecogedor, puesto que las paredes laterales son sumamente altas y la anchura del espacio es muy reducida, lo que da la sensación de acorralamiento, y según los investigadores servia para asustar a los ladrones que intentasen ingresar a esa zona de la casa, haciendo que el guardia tenga mejores oportunidades para atraparlo.
Del lado izquierdo del pasadizo, encontramos una habitación techada, obviamente el techado es producto de la restauración; el lugar cuenta con una pequeña ventanita que da vista al pasadizo, desde la cual podemos acceder por una pequeña escalera; hacia un lado encontramos una angosta puerta que nos conduce hacia un terrado, cuyas paredes estaban alzadas de tal manera que al pararse delante de el, el curaca no fuese visto por los trabajadores del campo; es decir que desde el terrado el curaca supervisaba el trabajo en los campos; por otra parte, también era empleada para realizar pronosticaciones atmosféricas.
Continuando con el recorrido por el pasadizo mencionado, ingresamos a otro ambiente de nuestro lado izquierdo también, esta vez es un cuarto que cumplía la función de cocina, la cual tiene una puerta que conduce hacia un espacio abierto que le da cierta luminosidad; en este patio hay una estructura bajo el piso que era usada como corral para los cuyes, en un extremos hallamos una cerámica en donde se depositaba agua, ubicamos también un pequeño cuarto en donde se almacenaban alimentos y cuya puerta es de muy poca altura, en tal virtud, para ingresar debemos de inclinarnos, ello de manera simbólica equivale a una reverencia a la mamapacha como agradecimiento por la comida.
En la parte derecha del sector privado nos encontramos con otro patio, en cuya pared lateral encontramos figuras en forma de triángulos que vendrían a manifestar la influencia costeña en el edificio. Al frente de esta entrada se hallan 2 cuartos en donde posiblemente se realizada el ritual del servinacuy. Continuando el recorrido encontramos un espacio techado que servia de habitación, pues es de notar en la construcción una especie de “L” sobresaliendo del suelo a modo de cama, en donde se colocarían pieles de animales para volverlo mas cómodo.
En la siguiente estancia nos encontramos con una puerta en forma de herradura de muy poca elevaron, así que para entrar, se debe hacer nuevamente una reverencia a la mamapacha, pues en este espacio se ubica una estructura en donde se almacenaban alimentos. Al costado es ubica un espacio techado, en el cual se reunirían el curacas y sus delegados para la toma de decisiones.
V. Museo de sitio
Este espacio arqueológico cuenta también con un museo de sitio, en donde podemos apreciar objetos recuperados en las excavaciones como textiles, hilos, pieles, calzados, metalurgia, spondylus, quipus, e incluso el bonote que le pertenecía al curaca a cargo del palacio. También exponen una colección de fotos de Puruchuco antes y después de la restauración, además de imágenes de Arturo Jiménez Borja.
VI. Bibliografía
EIELSON, Jorge Eduardo, Puruchuco. Lima: Organización de Promociones Culturales, 1982, 48pp.
JIMENEZ BORJA, Arturo, Puruchuco. Perú: Editorial Juridica, 1973, 60pp.
VILLACORTA, Luis Felipe y otros, Puruchuco y la Sociedad de Lima, un homenaje a Arturo Jimenez Borja. CONCYTEC, 2004, 229pp.
Página web del Museo de Sitio de Puruchuco: museopuruchuco.perucultural.org.pe
Folleto del museo de Sitio de Puruchuco.
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